El 2017 la artista María Edwards fue reconocida con el primer lugar en el concurso Premio Arte Joven de Arte Contemporáneo que entrega el Museo de Artes Visuales cada año, premio que incluye la oportunidad de exponer en el Museo este año. Así, desde el 6 de Julio que estará exponiendo su obra en el MAVI con su muestra “Construcciones Imposibles”.

Construcciones Imposibles es una exposición laberíntica y seductora: decir que hay mucho que mirar es quedarse corta. Una cuerda y poleas delimitan el espacio en el que se muestra la obra, y debo decir que al principio no me queda totalmente claro si la cuerda es sugerencia o prohibición – si cuestiona los límites y exigencias de los museos, o es parte de ellos (el hecho de que la cuerda y las poleas sean parte de la exposición misma me hacen pensar que la primera opción es la correcta). Por ahora, sólo quiero pasar al otro lado de ella para poder mirar más de cerca la propuesta de Edwards: una serie de móviles, taburetes, mesas cubiertas de objetos mutantes, pizarras llenas de ecuaciones, cuerdas de las que penden polígonos, trapecios, y otras extrañas y precarias creaciones.

Edwards, a través del posicionamiento de estos objetos, nos habla de física y del equilibrio de las cosas en el espacio, a través de una construcción casi astronómica en sus proporciones y tensiones. Todo está situado meticulosamente, casi musicalmente: la ligereza de un taburete endeble se contrapone con el peso de una vieja máquina de escribir equilibrada sobre ella; del techo cuelgan móviles que recuerdan la obra de Calder al equilibrar perfectamente distintas figuras geométricas; y al centro, una mesa con objetos mutantes, combinaciones extrañas de restos y pedazos colocados con matemática precisión unos respectos de los otros, parece ser el centro de gravedad de esta polifonía de residuos rescatados.
El título de la muestra evoca contradicciones que se resuelven, pues a pesar de su imposibilidad, las construcciones de Edwards perseveran en el espacio. Coquetea con la paradoja, pero sin caer en ella. Así la máquina de escribir no se cae, y las construcciones híbridas no resbalan; en su quietud, todo parece eterno. Un delicado universo propio, creado a partir de objetos recolectados por la artista. Un universo que nos habla, como ella misma dice, de ciertos elementos esenciales que juegan y conversan: “fuerza, impulso, equilibrio, peso y gravedad” (MAVI, 2019) evocando la belleza de cálculos elegantes, de mecanismos exactos, de la luz, el espacio y las fuerzas invisibles que los ordenan. Así, se siente una especie de magnetismo entre los objetos en suspensión, y en el vacío mismo entre ellos. Pone en relieve las fuerzas sutiles e invisibles de su universo, matemáticas y precisas.

Edwards también apela a la belleza de lo descartado y olvidado. Refiriéndose a los materiales de sus obras, expresa que “casi siempre son cosas que han sido desechadas o que han perdido su función práctica o utilitaria; piezas o partes de otras cosa que a veces ni siquiera tengo la certeza de lo que es” (Harper’s Bazaar Chile, 8 de Marzo de 2018). Objetos oxidados, corroídos, que hablan del paso del tiempo, rotos e imperfectos, son reinterpretados y puestos en movimiento en este cosmos personal, que invita a repensar lo olvidado y defectuoso.
Como bien expresa la curadora de MAVI, Irene Alcalde, refiriéndose a los ganadores el año 2017, Construcciones Imposibles es una obra que habla de lo personal y de los desafíos y oficio del arte mismo, más que sobre lo contingente y actual (El Mercurio, 15 de Diciembre 2017). En ese sentido, la idea de la precariedad y el utilitarismo son referidas solo a la potencial belleza de estos objetos “inútiles”. No conecta con temáticas mayores sobre la precariedad de la mayor parte del sector artístico y cultural, por poner un ejemplo, o en la desigualdad casi estructural que ha llevado cada vez más a una mentalidad de bricolage, desobrevivir con lo que se pueda. Efectivamente, Edwards hasta ahora se ha referido a otras temáticas, y nos ofrece una obra estéticamente muy bien lograda, cuyas fuerzas y tensiones implícitas son verdaderamente fascinantes. Es una muestra que provoca pausa y atención, que invita a la contemplación más que a la crítica o al movimiento.

En esa misma línea, la obra tiene una cualidad onírica y poética. Los trapecios aparecen como columpios que invitan a subirse; en las pizarras los números matemáticas compiten por atención con etéreas nubes; y las ecuaciones garabateadas me hacen pensar en su propia posibilidad y verisimilitud. Un pilar hecho de patas de silla, mas poleas, pedazos de muebles, que sin embargo se mantiene erguido nos hace pensar en lo imposible, en construcciones de la niñez que tenían sus propias lógicas y reglas que las sostenían. Son ideas que se descuelgan inevitablemente, al igual que los polígonos y móviles que se sostienen en el aire sobre el espectador.

Así, aunque finalmente no me atreví a pasar mas allá de las cuerdas para observar más de cerca los objetos presentados, las mismas me parecieron un acierto. Obligan a volver a esa contemplación que busca generar Edwards, pues cada objeto en particular no es lo relevante: la artista nos invita a apreciar la delicada matemática que crea la totalidad de su ensamblaje. Un bellísimo montaje, intrigante, donde la imaginación es protagonista.
P.D.: resolví el misterio de las poleas mientras me esforzaba por lograr buenas fotos. Mientras maniobraba con la cámara, rocé la cuerda, desencadenando un ruido de campanitas que hacía de alarma. Me agacho y descubro un diminuto signo «no pasar».


Recomendado: Sin duda. Una importante artista chilena que esperamos seguir viendo en el futuro. Además, puede aprovechar de ver el resto de las exposiciones del MAVI (como «La Conquista» de Laura Galaz y «Diálogos» de Julia San Martín). Recomiendo especialmente la que muestra todas las obras ganadoras del Concurso Premio Arte Joven de Arte Contemporáneo, las cuales al ganar pasan a ser parte de la colección del mismo.
Dónde: Museo de Artes Visuales, Plaza Mulato Gil, José Victorino Lastarria.
Cuándo: 6 de Julio a 25 de Agosto, martes a domingo de 11:00 a 19:00 horas.
Cuánto: $1.000 / Gratis para estudiantes, menores de 8, mayores de 60, y los domingos para el público general.